sábado, 1 de octubre de 2011

Rubén Moreira : Nepotismo no olvida el pueblo

Por Rubén Moreira

DECÍAMOS en nuestra primera página del jueves que en Canarias no hay democracia porque imperan las injusticias, el nepotismo y un peligroso despotismo. También hemos insistido durante los últimos días en que Canarias es un asunto muy serio y, por lo tanto, sus gobernantes han de ser personas serias. Personas de categoría. No valen los tramposos políticos ni los perdedores que luego pactan para seguir en la poltrona. Canarias, un archipiélago con dos millones de habitantes, requiere gobernantes dignos y limpios de conducta cívica, social, económica y política. Sin embargo, y desgraciadamente, vemos a diario que cuantas disposiciones emanan del Gobierno regional son puras necedades. No se hace nada por solucionar los principales problemas que nos aquejan a los isleños, empezando por paliar el hambre. No se hace nada para dar empleo a los 300.000 parados que hay en las Islas, según la encuesta de población activa. No se hace nada por mejorar la atención sanitaria. No se hace nada para que tanto la educación como los servicios complementarios que conlleva el sistema educativo (comedores, transportes, etcétera) respondan a las necesidades reales, lo cual ocasiona unos elevadísimos índices de fracaso escolar, a pesar de que al inepto político que nos gobierna (en muy mala hora) se le llena la boca diciendo que hay que mejorar la formación que reciben nuestros jóvenes para que los empresarios locales no contraten personal foráneo. Qué pedazo de zoquete político tan grande. Eso se arreglaría simplemente pidiendo la independencia; luchando pacíficamente por la libertad de Canarias y de los canarios. Sin embargo, el déspota político, cegado por su soberbia, no ve esto. No lo quiere ver porque no desea disgustar a sus amigos socialistas, con los que se ha aliado en detrimento de Tenerife y de toda Canarias. No hay sesos sino manteca. Lo repetimos un día más.

No hay inteligencia ni tampoco existe lo que tiene que haber: testículos para ponerlos sobre la mesa cuando lo requiere la ocasión. Decimos testículos porque hay a quien no le gusta el término "clorocos", aunque nosotros pensamos que es más políticamente correcto decir clorocos que testículos. En definitiva, poner sobre la mesa lo que hay que poner y exigir de hoy para mañana -y, por supuesto, antes del día 4 de noviembre, la fecha del comienzo de la campaña electoral- que se inicien conversaciones para devolverle la soberanía al pueblo canario.

Nada de esto lo va a conseguir CC, que es un partido que nos ha resultado traidor y al que le pronosticamos un fracaso rotundo el 20 de noviembre. Y aquí hacemos alusión a algunos miembros o "miembras" de Coalición Canaria, como lo hace el artículo de nuestro colaborador Roger publicado el viernes, con el título "Fue ella la que nos vendió". "Aprobó los presupuestos, ayudó a Zapatero a prolongar su agonía, le demostró amor eterno en la tribuna del Congreso, propició que a los funcionarios les bajaran el sueldo, nos tomó el pelo aceptando un Plan Canarias que nunca existió, se dejó engañar -y nos engañó a nosotros- con unas supuestas aguas territoriales canarias, bendijo la subida del IVA a los peninsulares, a los que les costará más caro venir a Canarias; congeló las pensiones de nuestros mayores. Ella se llama Ana Oramas, y como se compró un piso en Madrid que le costó 300.000 euros, y que ahora tiene que pagar, quiere seguir siendo diputada a costa de los engaños sufridos por el pueblo canario; y, sobre todo, por el pueblo tinerfeño (de la provincia tinerfeña) que votó por ella para que nos representara en Madrid".

Estamos totalmente de acuerdo con nuestro colaborador. La quícara Oramas, junto con su jefe don Paulino Rivero, forman la pareja más nefasta que les ha tocado en desgracia a estas Islas, antes afortunadas y hoy sumidas en la miseria más espantosa. Tanto Paulino Rivero, como su esposa Ángela Mena, como Ana Oramas o el chiquito Ríos, amén de todos los que han pasado por el Congreso de los Diputados como representantes de CC, no han hecho nada por el pueblo; se han limitado a recibir sueldos, dietas y otras prebendas. Nada más. Hay que echarlos a todos porque todos son políticamente deleznables. Si se compran un piso en Madrid, o crean una empresa en México, que lo paguen de su bolsillo, no con el dinero que cobran por representar a un pueblo al que le prometieron que lucharían por su libertad. Los canarios no van a olvidar su traición.

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