por Humberto Moreira
Juan Molinar Horcasitas y Humberto Moreira Valdés ya protagonizaron las primeras escaramuzas de lo que será la batalla legislativa por el dinero público hacia 2012. Las acusaciones se han concentrado en las pretendidas modificaciones a la Ley General de Coordinación Fiscal planteada por el PRI a fin de otorgar mayores recursos federales a los gobiernos estatales y, con ello, aliviar las crecientes deudas acumuladas por un buen número de estados. Allí se ha concentrado la discusión. El panista Molinar critica el derroche y la opacidad en las finanzas de los gobiernos estatales priístas, mientras que el priísta Moreira denuncia el elevado gasto corriente del gobierno federal. Ambos tienen razón en sus argumentos pero sólo han dicho verdades a medias. La opacidad, la corrupción y el despilfarro en las finanzas estatales y municipales es evidente como aquí ya lo hemos señalado. Estados como Quintana Roo, Nuevo León, Veracruz, Estado de México o Sonora, han elevado fuertemente su nivel de endeudamiento garantizando sus pagos con las transferencias que reciben de la Federación, ante el nulo o escaso esfuerzo por elevar la recaudación local vía tributos o derechos. Mientras que en materia de gasto la opacidad estatal y municipal sigue reinando como lo muestran todos los indicadores elaborados por universidades y centros de análisis. Muy pocos son los estados y municipios que rinden cuentas pormenorizadas y suficientes a la ciudadanía a través de sus congresos locales. Del otro lado, si bien la Federación ha avanzado notablemente en la rendición de cuentas presupuestales vía la exigencia de la Auditoría Superior de la Federación, dependiente de la Cámara de Diputados, también hay que decir que sus gastos de administración han seguido abultándose resistiendo la crítica de destinar mayores recursos a la inversión pública o los programas sociales. La suma de ambas acusaciones no es sino la muestra de la urgente reforma a la hacienda pública que hace falta, pero a la que ambos partidos mayoritarios se han negado sistemáticamente, especialmente el PRI. Ahora el presidente del Revolucionario Institucional, Humberto Moreira Valdés, defiende lo indefendible: el buen uso de los recursos de la Federación entregados a los estados que como Coahuila —que gobernó recientemente— han sido cuestionados por actos de pretendida corrupción en el uso de los recursos. Allí está el caso de presunto enriquecimiento ilícito de Vicente Chaires, su colaborador, sin respuesta hasta ahora. Pero los argumentos, antecedentes o riesgos no parecen importar. La del presupuesto es una pelea ruda que pasa por la silla presidencial y la conformación del Congreso en 2012. Y esa pelea no se detendrá, incluso a pesar de la volátil situación económica global que estamos viviendo y que aconseja prudencia y replanteamiento presupuestal. Pero por lo visto en estas primeras escaramuzas todo apunta a que el gasto público crecerá en términos reales. Nos preguntamos ¿cómo le harán para aumentar ingresos, en medio de avisos de recesión económica, y así hacer crecer aún más el enorme presupuesto de gasto que aprobaron para 2011? Lo harán. Del ingenio para crear dinero artificial y sufragar nuevos gastos, los legisladores han dado muestras reiteradas. Por lo visto Moreira anticipa que la pelea será ruda y que conseguirá más dinero para el PRI y sus virreyes estatales.
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