viernes, 20 de mayo de 2011

Carabineros De Chile - Nepotismo

ES NEPOTISMO-FAMILIAR; lo demás continua igual señores y señores.....,espero pacientemente sus inteligentes comentarios y si están o no de acuerdo que continue aportando situaciones reales.

LAS CASTAS INSTITUCIONALES:

El general Eduardo Gregorio Gordon Valcarcel, pertenece a una familia cuyos antecesores han estado involucrados en los episodios más oscuros de nuestra historia reciente.

Es Nieto del teniente coronel EDUARDO GORDON BENAVIDES; involucrado en la matanza de “Seguro Obrero”, sucesos ocurridos el 5 de septiembre de 1938.

Hijo del General Subdirector de Carabineros (1975), EDUARDO GORDON CAÑAS, quien aparece involucrado a los organismos de seguridad de la Dictadura Militar, los cuales no es necesario ahondar.

Sobrino del general de Ejército HUMBERTO GORDON RUBIO, Director de la CNI, quien entre otros asesinatos ordenó matar a Tucapel Jiménez, padre del actual Diputado de la República.

Las castas institucionales se han transformado en verdaderas dinastías, representadas por familias en cuyos individuos se ha perpetuado el poder y la jerarquía, de generación en generación.

Estos individuos, no necesitan esforzarse mucho en sus estudios, ya que tienen asegurado de antemano su porvenir dentro de esta empresa estatal o sociedad con fines benéficos familiares, cuyas divisas son parte de la herencia transmitida sucesivamente dentro de estas familias.

De tal manera, esta verdadera fuente de poder y riquezas, esta permanentemente administrada por ellos, para lo cual se atribuyen facultades soberanas en sus cometidos; obrando así, sin ningún tipo de control externo capaz de poner fin a estos abusos. De este modo, sus miembros no tienen ningún tipo de responsabilidad ante su ineficacia o mal uso que puedan darle a los recursos estatales financiados por todos los ciudadanos de este país.

Esta sociedad de dioses terrenales (supremos), se ha esmerado profundamente a través de los tiempos en preservar este sistema social institucional y que les provee de una suerte única de generarse empleos y un buen pasar por esta vida, que por supuesto hay que cuidar. La protección de esta fuente de poder, los ha llevado a crear sus propios códigos, que se han basado principalmente en normas de protección de sus dominios. Se autoexiliaron del poder coercitivo civil incrustándose en la jurisdicción castrense para -de este modo-, evitar ser juzgados por tribunales objetivos y “transparentes”. Los reglamentos de disciplinas han sido ajustados de tal manera, que se han transformados en verdaderos bunker de protección de las irregularidades que a diario se cometen. Es tanto así, que las autoridades civiles se encuentran impedidas de conocer y revertir sus decisiones. Hasta la propia Contraloría General de la República, se encuentra impedida de objetar sus resoluciones y así, lo ha hecho saber en sus innumerables dictámenes.

Últimamente, la opinión pública ha quedado perpleja ante la determinación del General Director de Carabineros don Eduardo Gregorio Gordon Valcarcel de expulsar a 2 funcionarias de Carabineros de Chile, por atreverse a denunciar los acosos sexuales a las que se han visto expuestas por parte de “SEÑORES OFICIALES”, los que –como hemos visto-, no han tenido ningún escrúpulo en reconocer que no tendrán sanción alguna por sus conductas delictuales.

La Ministra del SERNAM la señora CAROLINA SCHMIDT ZALDIVAR, ha llamado a las mujeres a sacar la voz y ha denunciar estos hechos, sin embargo nada a dicho con respecto a estos dos casos que afectan a mujeres que por obligación moral –y para eso ocupa ese tan Alto puesto dentro del gobierno-, debería proteger.

Se han aplicado las penas del infierno a quienes se atreven a denunciar los actos de corrupción que se cometen en la Institución Carabineros de Chile.

Este verdadero concepto de Karma, ha disuadido a los funcionarios que se han encasillados como Personal de Nombramiento Institucional (PNI), y a los denominados Contratados Por Resolución (CPR), a servir de testigos ante estos casos, que han permanecido ocultos en la Institución creada para darle eficacia al Derecho y para servir de garante del orden público.

Estas castas, tan rigurosas como severas para sancionar y expulsar de la Institución a quienes se atreven a cuestionar sus métodos poco éticos para enriquecerse en forma ilícita con los recursos que les entrega el Estado para velar por la seguridad ciudadana, hoy se están aprovechando del poder de sus cargos, para abusar sexualmente de sus subordinadas. Son demasiados los casos, como para que el gobierno siga ocultando esta violación a los derechos humanos.

Los parias o “Hijos de Dios”, como los llamaba Gandhi, a los que están excluidos de las ventajas y trato de que gozan estas castas poderosas, deben tener –al menos-, el derecho de poder denunciar los abusos sexuales del cual son objetos por parte de sus superiores, sin temor de perder su empleo.

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